Se conoce como Techo Verde a todo techado o cubierta poseedora de un suelo apropiado y/o medios de cultivos para albergar plantas ornamentales o de consumo humano, en armonía con el funcionamiento normal de la edificación.
Se remontan hace siglos atrás, siendo ya de uso común en algunas
construcciones, al jugar el papel de “moderador de temperatura”, absorbiendo el
calor y almacenándolo en los espacios interiores en climas fríos y aislando los
mismos de las altas temperaturas externas en climas calientes.
Actualmente más de la
mitad de la población mundial se concentra en ciudades o centros urbanos con un
crecimiento acelerado, generando una amplia variedad de problemas, desde económicos
y sociales hasta ambientales.
Dicho fenómeno, aleja
progresiva a las personas de sus raíces con la naturaleza. Automóviles, calefacción y aglomeración,
convierten las ciudades en islas de calor vestidas de asfalto y hormigón, un
modelo de consumo irresponsable y acelerado agota los recursos a una velocidad
mayor a la que estos necesitan para reponerse, destruyendo ecosistemas y
llevando cada vez más al límite a aquellos que aún se sostienen. La
contaminación desmedida deposita diariamente en abundancia sustancias nocivas
para la salud.

Los techos verdes, al
ser techos vivientes mejoran la
climatización de los edificios, y fungen como filtros de contaminación y actúan
como barrera acústica y térmica, por lo que se consideran un componente clave
en la creación de edificios autónomos.
“Es importante cada vez mas
involucrar al consumidor con la procedencia de los alimentos y poder así
focalizar los esfuerzos hacia las necesidades ambientales que la sociedad aun
no termina de afrontar” (Adrián González)
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